Entrevistas

María Otilia Hefter: Una mirada solidaria a través del Bazar con Causa

  • Por Editora M

Ciudad Juárez.- En un rincón de la Plaza Monumental, entre risas, aromas navideños y la calidez de la gente, María Otilia Hefter supervisa cada detalle del tercer Bazar con Causa, una iniciativa que ha logrado consolidarse como un espacio de solidaridad y esperanza para cientos de familias juarenses. 

Como directora del Centro de Estudios para Invidentes A.C. (Ceiac), su voz refleja orgullo y gratitud al hablar de un proyecto que combina esfuerzo, empatía y resultados tangibles.

Este año, el evento cuenta con el apoyo del DIF Municipal, que colaboró en la logística y en la recolección de donativos, reforzando la unión entre instituciones y sociedad civil. 

Los recursos obtenidos se destinarán a dos asociaciones: Fundación GazPro y el propio Ceiac, con una meta económica de 100 mil pesos, cifra alcanzada también en las dos ediciones anteriores.

En los pasillos del bazar, los visitantes pueden encontrar desde ropa, zapatos y juguetes hasta artículos para el hogar y decoraciones navideñas.

Los calentones eléctricos, ollas de cocina nuevas, tapaderas sanitarias, escobas, recogedores y prendas para bebé se apilan ordenadamente sobre las mesas y el piso.

También destacan trajes para caballero, sacos, pantalones, tenis y tacos de fútbol nuevos. 
“Aquí estamos a la orden, con todo el corazón puesto en esta causa”, comenta María Otilia.

El bazar permanecerá abierto de jueves a domingo, de 11:00 de la mañana a 8:00 de la noche, en el local 12 de la Plaza Monumental, justo a la entrada del Walmart. 

Lo recaudado, explica la directora, servirá para impermeabilizar las instalaciones del Ceiac, una necesidad urgente antes de la llegada del invierno. 

Por su parte, la Fundación GazPro destinará los recursos al fortalecimiento de un programa comunitario que opera en la zona del kilómetro 20, donde atienden a familias en situación de vulnerabilidad.

Detrás de este evento hay una historia de compromiso social y de amor por la inclusión. Desde su creación, el Centro de Estudios para Invidentes ha acompañado a más de 7 mil personas que viven con ceguera total, baja visión o algún tipo de impedimento visual. 

Cada año, alrededor de 500 usuarios reciben atención personalizada, siendo 60 por ciento menores de 18 años y 40 por ciento adultos.

Ceiac es mucho más que una institución; es un espacio de aprendizaje, independencia y dignidad.

En sus aulas, los usuarios aprenden desde el manejo del bastón, la lectura y escritura en braille, hasta el uso de herramientas tecnológicas adaptadas y orientación para la vida diaria. 

Todo con un propósito central; que las personas con discapacidad visual logren integrarse plenamente a la sociedad, con autonomía y confianza.

Entre las muchas historias que se tejen en el Ceiac está la de Ángel Martínez, un niño de 10 años que nació con ceguera y desde los ocho meses de edad ha encontrado en el centro un segundo hogar. 

Su madre, Idania Martínez, habla con emoción al recordar los primeros días: “Yo creo que han sido nuestra guía. Sin esa guía no hubiéramos podido llegar hasta donde estamos”.

Ángel estudia actualmente el quinto grado en la Escuela Primaria Fernando Jordán, en la colonia Parajes de San Juan. 

Su integración ha sido ejemplar.
Historias como la de Ángel dan sentido al esfuerzo que hoy se materializa en el bazar. 

Cada artículo vendido y cada donativo recibido representan una oportunidad más para seguir transformando vidas. 

María Otilia Hefter lo sabe bien; detrás de cada logro hay un grupo de voluntarios, familias, aliados y personas de buen corazón que creen en la inclusión como una causa colectiva.

“Cada prenda, cada zapato, cada peso recaudado se convierte en un paso más hacia la igualdad”.

Este bazar no solo es un evento, es un reflejo de la generosidad de nuestra ciudad, comenta mientras observa a los visitantes recorrer los pasillos, algunos comprando, otros simplemente viendo.

El Bazar con Causa es más que un evento benéfico; es una tradición de esperanza, un punto de encuentro donde la empatía se vuelve acción y donde la comunidad juarense demuestra, una vez más, que la verdadera visión no está en los ojos, sino en el corazón.