Estatal

Acusa madre a la jueza Sabela Asiain de negligencia en juicio

  • Por

Chihuahua.– Una mujer identificada como Momis Villegas hizo pública, a través de redes sociales, una grave acusación en contra de la jueza Sabela Patricia Asiain Hernández, titular del Juzgado Décimo de lo Familiar y actual candidata a magistrada.

En su publicación, Villegas acusó a la jueza de haber favorecido en un juicio a su expareja, Rafael Licona Merjil, quien –según la denunciante– cuenta con carpetas de investigación y antecedentes penales por violencia familiar, conforme a las causas penales 1410/22 y 3015/22, una de ellas relacionada con agresiones a una de sus hijas menores.

La denunciante señaló que el presunto agresor actualmente se encuentra en libertad condicional cumpliendo una condena, y que además tiene abierta otra carpeta de investigación en la Fiscalía Especializada en Atención a Mujeres Víctimas del Delito por Razones de Género (FEM), bajo el número 19-2023-0020764, por violencia ejercida contra la menor que, según ella, la jueza Asiain entregó al padre.

A continuación, se reproduce íntegro el mensaje difundido por Momis Villegas, quien asegura haber luchado durante años por la protección de sus hijos frente a un entorno de violencia y abuso:

“Yo soy quien hizo la anterior publicación. No tengo miedo a tus represalias ni a tus múltiples amenazas. No tengo a nadie detrás de mí para que lo tomes como violencia política. Soy solo una madre a la que afectaste, junto a sus tres hijas menores.

No dudo que ganes, ya que tus influencias son de gran renombre. Mi intención con estas publicaciones es únicamente que el pueblo sepa que puedes tener mil casos en apoyo a las mujeres, pero el mío no fue uno de ellos.

Beneficiaste ampliamente a Rafael Licona Merjil, quien cuenta con antecedentes policiales y penales por las causas 1410/22 y 3015/22, ambas por violencia familiar; una de ellas por violencia contra una de mis hijas menores. Fue declarado culpable en ambas y actualmente se encuentra en libertad condicional cumpliendo condena. Además, hay una carpeta abierta en la FEM, número 19-2023-0020764, por violencia hacia la menor que tú le entregaste.

En esa carpeta se encuentra una declaración de mi otra hija, quien relata una llamada de auxilio por violencia física y verbal ejercida por su padre, presuntamente en estado de ebriedad. También hay un celular como prueba clave, con audios en los que la menor le pide ayuda a su abuela paterna para que la recoja, ya que su padre estaba ebrio a las 11 de la noche. La abuela respondió que no podía hacer nada por miedo.

Todo esto te fue presentado como prueba, y aunque las aceptaste, las ignoraste, porque tomaste el juicio como algo personal contra mí. Te dejaste llevar por la petición de la niña de querer quedarse con su padre (el agresor). ¿Qué esperabas? ¿Si llevaba cinco años sin vernos a mí ni a sus hermanas? ¿Qué esperabas si el padre es un manipulador, chantajista, y en los peritajes psicológicos siempre asumió el rol de víctima?

Me acusaste de haber abandonado a mi hija en una institución (la UNA), solo con el dicho del agresor, sin pruebas, y por eso me impusiste una orden de restricción. Llevo más de tres años sin poder hablar con ella. Ni siquiera ordenaste convivencias supervisadas.

Si tú crees que no soy lo suficientemente capaz para tener a mi hija, cuando crío a tres menores más, lo acepto. Pero había otras opciones antes de dejársela a un agresor.

A pesar de tus absurdas decisiones, no me daré por vencida. Aunque tú y tu personal claramente están hartos de mi presencia, seguiré luchando por mi hija. Prueba de ello es que asistí a la lectura de sentencia, donde me trataron como si fuera una delincuente. En esa audiencia –grabada el 2 de abril– dijiste que el 3 de abril anexarías la sentencia al expediente, pero la subiste hasta el 23 de abril. ¿Qué querías? ¿Que no apelara?

No me rendiré. Viví un infierno con esa persona y sé que mi hija también lo está viviendo. Sé que corro riesgos por hablar, pero te hago responsable de cualquier cosa que me pase a mí o a mis seres queridos. También te responsabilizo de los traumas que cargan mis hijas por no poder convivir entre ellas, especialmente mi hija de 10 años, que no tiene contacto con su madre ni con su familia materna.

Al día de hoy, ya no tengo nada que perder.”