Invitado Especial

OSCAR SOTO HERMOSILLO

  • Por Carlos Gallegos

Qué alto volaste
inalcanzable 
ligero 
etéreo 
hermitaño
de La Cruz
Abilia te fue a ver 
y no te vio 
sólo vio tus alas
batiendo 
en el cielo
de tu pueblo
Yo tampoco te alcancé 
yo tampoco te vi
niño grande 
gigante pequeño
Sólo vimos 
tu hermita 
triste 
solitaria 
vacía de tu presencia
En tu estudio 
de hermitaño 
en tu templo 
y tu refugio 
están el pincel 
de tus embrujos
la vieja paleta 
de tu magia
la guitarra 
de tus cantos
Los ojos negros 
de una tarahumara 
inacabada 
te buscan 
en la nada
de un lienzo inacabado
El tarahumara del cigarro 
llora por tu ausencia
entre el humo y la añoranza 
Desde la barra del Tenampa 
tu paisana Lucha Villa
 te canta el corrido de Chihuahua
Los cuadros de los Bush 
que esplendían en
La Casa Blanca
El Pablo V1 del Vaticano
Los murales del Paraninfo Universitario 
El mural que le regalaste a Delicias 
Las clases magistrales 
que por décadas dictaste
La nostalgia que sentías en las entrañas
 al alejarte 
de tu tierra
Todo eso y más 
que nos dejaste
sublime retratista 
de mano amiga
amigo que jamás tuviste
conflictos de lealtades
que siempre fuiste 
franco 
sin matices 
que no supiste 
lo que es faltar a 
la palabra
gran artista
que viviste 
entre mezquites y huizaches
al filo del barranco
en el delta 
del Río Conchos
tarde a tarde
desde el cielo
voltéamos a ver
y en tu goria eterna
nunca olvides 
que entre nosotros 
vivirás 
Inolvidable 
inolvidable
en el guiño 
de un lucero
en el fulgor 
 de una aurora 
 en los ojos mustios 
de una niña tarahumara
en la obra 
de un alumno del futuro
heredero de tus lienzos 
y de tu blando corazón
El viento gélido 
de enero
trae el llanto de un niño
el eco de la campana 
de la iglesia 
tañe a luto
el rasgueo de tu guitarra
alegra el aire helado
te fuiste y no te fuiste 
en La Cruz brilla
para siempre
tu aura inmarcesible