SIN INVITACIÓN
- Por Editora M
Si hasta el presidente salvadoreño Nayib Bukele fue invitado a la toma de protesta de Trump y la mexicana Claudia Sheinbaum no, habla tal vez, según analistas, de la nefasta relación que podrían tener México y Estados Unidos los siguientes cuatro años. En tema de migración, no se diga. El republicano copetón ha prometido que expulsará a cuánto mexa ilegal haya en Estados Unidos, por lo que podemos esperar que en la fronteriza Juárez la crisis migratoria se agudice con los efectos ya documentados. Violencia al por mayor. En seguridad, ni se diga. Trump también afirmó que invadirá el país para combatir cara a cara a los cárteles de la droga que trafican fentanilo. Este último tema es difícil de avizorar pero no quita el hecho de que al menos en ese rubro también habrá tensiones. Por lo menos en el rubro migratorio, la gobernadora Maru Campos ha hecho hincapié en que Chihuahua no será santuario de connacionales repatriados, lo que significa que probablemente se ejecute un programa de movilización inmediata de migrantes hacia sus estados de origen, aunque tampoco significa de que represente dolor de cabeza para los gobiernos y menos para los ciudadanos que finalmente pagarán con sus impuestos todo lo que cueste esa crisis migratoria. De que vendrán momentos tensos, los analistas de café advierten que sí. Lo evidente es que el gringo le sigue haciendo feo a los mexicanos.