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Enfrenta Ciudad Juárez graves desafíos ambientales en el Día de la Tierra

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Ciudad Juárez.- En una tierra donde el viento arrastra polvo y el calor agrieta la superficie, los árboles no solo echan raíces: resisten. En pleno desierto chihuahuense, esta ciudad fronteriza celebra el Día de la Tierra con más retos que soluciones, pero también con brotes de esperanza que florecen desde la sociedad civil.

En calles sin sombra, camellones secos y parques en abandono, los árboles de Juárez se enfrentan al clima, la escasez de agua y la falta de mantenimiento. Mezquites, álamos y huizaches sobreviven a pesar de todo.

Según el Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), la cobertura arbórea de la ciudad es menor al 5% del área urbana, una cifra alarmante frente al 20% recomendado como mínimo saludable. 

A esto se suma un promedio de 1.8 m² de áreas verdes por habitante, muy lejos de los 9 m² que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ciudad Juárez enfrenta múltiples desafíos ambientales:

• Contaminación del aire: en 2023 se reportaron más de 30 días con calidad del aire "mala" o "muy mala", especialmente por partículas suspendidas (PM10 y PM2.5) generadas por tráfico, quema de residuos y polvo de calles sin pavimentar.

• Sobreexplotación de acuíferos: el agua subterránea, que abastece a gran parte de la ciudad, muestra signos de agotamiento y contaminación.

• Crecimiento urbano sin control: en dos décadas, la mancha urbana ha crecido más del 40%, con pérdida de vegetación natural y zonas agrícolas.

Frente al abandono oficial, ciudadanos y colectivos se organizan para reforestar y educar. El Vivero Forestal del Ejido Villa Luz, en Samalayuca, produce 50,000 plantas al año y mantiene otras 50,000 en crecimiento, destinadas a campañas escolares y comunitarias.

Organizaciones como Salvemos El Chamizal, Árboles en Resistencia y brigadas universitarias impulsan jornadas de reforestación y adopción de árboles, aunque muchas veces sin el respaldo institucional que garantice su supervivencia.

“Aquí no solo sembramos árboles, sembramos esperanza”, dice César Gómez, voluntario en campañas de reforestación.

“Juárez merece respirar mejor. No podemos seguir viviendo sin sombra ni agua”, añade Maritza Esquivel, activista ambiental.

En el Día de la Tierra, Ciudad Juárez no solo recuerda su fragilidad ecológica, sino también la fortaleza de su gente. Si los árboles han aprendido a resistir, quizás también la ciudad pueda aprender a cuidar.