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Convoca virgen de Guadalupe la fe de Juárez

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Ciudad Juárez.- Desde antes del amanecer, el corazón de la ciudad comenzó a latir al ritmo de la fe. 

Calles colmadas, pasos cansados pero firmes, rezos murmurados y cantos que se elevaban en la madrugada anunciaron la llegada de uno de los días más significativos para miles de juarenses; la celebración de la Virgen de Guadalupe.

La Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe se convirtió, una vez más, en el punto de encuentro de una devoción que cruza generaciones, barrios y fronteras. 

Hombres, mujeres, niñas y niños llegaron caminando, algunos descalzos, con atuendos de Juan Diego o de la Virgen, otros cargando imágenes, veladoras o ramos de flores. 
Cada peregrino traía consigo una historia, una petición o un agradecimiento silencioso.

Durante horas, el atrio y las calles del Centro Histórico permanecieron abarrotados. 

El sonido de los tambores de los matachines se mezcló con el aroma de las rosas frescas, el incienso y el murmullo constante de las oraciones. 

Afuera, la fiesta popular avanzaba entre puestos de antojitos y artículos religiosos; dentro del templo, el ambiente era de recogimiento, lágrimas y esperanza.

*Misas y promesas*
A lo largo del día se celebraron múltiples misas en honor a la llamada Morenita del Tepeyac. 

En cada una, los sacerdotes recordaron el mensaje de unidad, consuelo y dignidad que representa la Virgen para el pueblo mexicano, en especial para quienes atraviesan momentos de enfermedad, dificultad económica o incertidumbre.

En los pasillos de la Catedral, las promesas se materializaron en flores, vestimentas tradicionales, fotografías y veladoras. Algunos fieles permanecieron de rodillas; otros aguardaron en silencio su turno para acercarse al altar principal.

Una historia entre muchas
Entre los cientos de rostros destacó el de, una adolescente que caminó con una ofrenda floral entre las manos. 
Su presencia no buscaba llamar la atención, sino cumplir una promesa.

Este 12 de diciembre volvió a la Catedral para agradecer lo que considera un milagro.

Otra joven relató que su fe guadalupana la acompaña desde antes de nacer, por eso lleva su nombre.

Desde niños, la devoción les es inculcada en el seno familiar y dentro de la Iglesia Católica, una fe que hoy se asume como parte esencial de su identidad. Para estas dos jóvenes, la Virgen no solo es una figura religiosa, sino un pilar cultural y espiritual del país.

*Danza, tradición y cultura*
En el exterior del templo, los grupos de danza ofrecieron su baile como acto de fe. 

Los trajes coloridos, los penachos y el constante golpeteo de los tambores marcaron el ritmo de una tradición ancestral que se repite año con año. 

Para muchos danzantes, participar en esta fecha es también una promesa heredada.

Familias completas observaron la escena, algunas con niños pequeños vestidos de Juan Diego o de la Virgen, perpetuando una tradición que se transmite de generación en generación.

*Una fe que permanece*
La celebración guadalupana en Ciudad Juárez no solo congregó multitudes; dejó claro que, pese al paso del tiempo y las dificultades que enfrenta la ciudad, la devoción permanece viva. Cada historia de sanación, cada petición y cada ofrenda dieron forma a un mosaico de fe colectiva.

Al caer la tarde, la afluencia continuaba. Algunos fieles se retiraban en silencio; otros apenas llegaban. 

La Catedral seguía abierta, como lo ha estado durante décadas, recibiendo a quienes buscan consuelo, esperanza o simplemente un momento de paz.
En Ciudad Juárez, la Virgen de Guadalupe volvió a convocar a su pueblo. 

No solo como símbolo religioso, sino como un punto de encuentro donde la fe, la cultura y la identidad mexicana se abrazan cada 12 de diciembre.