Persiste frío en escuelas de educación básica
- Por Editora M
-Más minisplits, menos calentones… pero persisten brechas en las escuelas
Ciudad Juárez.- Con la llegada del invierno, los pasillos de muchas escuelas de Ciudad Juárez vuelven a llenarse de bufandas, chamarras gruesas y manos temblorosas que buscan el calor.
Aunque las autoridades educativas presumen avances en la climatización de los planteles —más minisplits y menos calentones—, la realidad es que todavía hay aulas donde el frío se siente más que las lecciones.
“Hace unos años entregábamos alrededor de 500 calentones al inicio de cada ciclo escolar; este año solo se solicitaron 64”, explicó Maurilio Fuentes Estrada, subsecretario de Educación en la Zona Norte.
El funcionario atribuye la disminución al esfuerzo conjunto entre escuelas, padres de familia y el Instituto Chihuahuense de Infraestructura Física Educativa (ICHIFE), que han promovido la instalación de minisplits para mantener temperaturas adecuadas tanto en invierno como en verano.
Sin embargo, no todas las escuelas tienen la suerte de contar con estos equipos.
En colonias como Riberas del Bravo, Kilómetro 20 o Parajes de Oriente, hay aulas donde los niños toman clases con gorro y guantes porque los viejos calentones ya no sirven o simplemente nunca llegaron.
En algunos casos, los directores han optado por reducir los horarios o agrupar a los alumnos en menos salones para aprovechar el calor corporal y evitar enfermedades respiratorias.
La transición hacia sistemas eléctricos de doble clima ha traído también nuevos desafíos. “No podemos instalar minisplits sin revisar la infraestructura eléctrica; si no hay capacidad, los equipos se dañan o provocan cortos”, señaló Fuentes Estrada.
Por ello, la Secretaría de Educación mantiene una coordinación constante con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) para supervisar la instalación y garantizar la seguridad de los planteles.
De acuerdo con reportes de la Subsecretaría de Educación y Deporte, en Juárez existen más de mil planteles de educación básica, y al menos uno de cada cuatro presenta algún tipo de rezago en infraestructura; instalaciones eléctricas deficientes, techos filtrantes o ventanas sin sellar.
En zonas periféricas, las aulas prefabricadas se enfrían con rapidez, y las fugas de aire o los apagones son parte del día a día.
“Hay escuelas donde el cableado no soporta ni un minisplit, y otras donde ni siquiera hay tomas suficientes para conectar un calentón”, comenta un maestro de la zona poniente, quien asegura que algunas instituciones dependen del apoyo de asociaciones civiles o donaciones para cubrir sus necesidades más urgentes.
El Instituto Chihuahuense de Infraestructura Física Educativa (ICHIFE) ha emprendido una revisión técnica de las instalaciones eléctricas en la ciudad, mientras que asociaciones de padres de familia participan en la evaluación de proyectos de rehabilitación.
Aun así, la inversión avanza a paso lento.
Según fuentes oficiales, la restauración o adecuación eléctrica completa de un plantel puede demorar entre seis meses y un año.
Casos como el de la escuela Nicolás Bravo, una institución de adobe con más de 120 años de antigüedad, reflejan el dilema entre preservar el valor histórico y garantizar condiciones seguras para estudiantes y maestros. “Es una escuela preciosa, pero muy vieja; las lluvias afectaron los techos y será necesario restaurarla con cuidado”, reconoció Fuentes Estrada.
En contraste, hay escuelas nuevas o recientemente rehabilitadas —como las de los sectores más céntricos o las apoyadas por sociedades de padres activas— que ya cuentan con minisplits y redes eléctricas adecuadas.
“La diferencia se nota; en unas los niños trabajan cómodos, en otras apenas aguantan el frío”, dice una maestra de primaria en la colonia Anapra.
El invierno apenas comienza, y mientras algunas aulas se llenan de aire cálido gracias a la modernización eléctrica, otras siguen enfrentando el viento helado del desierto.
En Ciudad Juárez, el clima no solo se mide en grados centígrados, sino también en brechas de infraestructura que determinan qué tan cálido puede ser un día de clases.