La política en el estado está en uno de sus momentos más turbios: los alcaldes de los dos municipios más importantes del estado, Juárez y Chihuahua, están ahora bajo el escrutinio de autoridades de Estados Unidos. Primero fue Cruz Pérez Cuéllar quien no dudó en culpar a Marco Bonilla de estar detrás de las acusaciones en su contra. Pero anoche estalló la bomba: la DEA reveló presuntos vínculos financieros entre Bonilla y el Cártel Jalisco Nueva Generación, incluyendo cuentas millonarias ligadas a su media hermana en Europa. El panorama hacia 2027 se ensucia con estos señalamientos que evidencian una lucha por el poder marcada. Ambos alcaldes están en la mira de agencias estadounidenses, lo que podría traducirse en un desgaste político irreversible… o, paradójicamente, en una consolidación de su base electoral, según cómo jueguen sus cartas. Lo cierto es que, en esta guerra adelantada, la sombra del crimen organizado y la intervención extranjera están marcando el rumbo del tablero.
