¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!, la frase atribuida al presidente Porfirio Díaz y reclamada décadas después por el periodista Nemesio García Naranjo, sin duda muy vigente en el actual episodio que va de la mano de Donald Trump y la presidenta Claudia Sheinbaum. Se usó para abordar las complejas relaciones entre México y los gringos en aquel momento histórico que tiene similitudes con la época actual identificada con el neoliberalismo. Si, neoliberalismo, aún con la llegada de Lópitosh y después Claudia al Gobierno de México. Pero vayamos con Don Porfirio Díaz quien abrió las puertas a la inversión extranjera y se dio la injerencia norteamerican en la asuntos del país hasta en el rumbo que tomó la revolución mexicana a la que el vecino del norte contribuyó permitiendo la venta de armas a uno y otro bando, según su conveniencia e intereses. El propio Díaz fue derribado con armas norteamericanas adquiridas por Pancho Madero a quien no se le aplicó aquella Acta de Neutralidad que llevó a la cárcel a Ricardo Flores Magón. Aunque la época de la Revolución Mexicana y la época neoliberal mexicana son muy diferentes en muchos aspectos, hay algunas similitudes interesantes en cuanto a las relaciones de ambos países, especialmente en lo que respecta a la economía y la política. En ambos periodos, Estados Unidos ha tenido una gran influencia económica en México donde hoy Claudia vacila ante las exigencia de Trump para frenar la Policía migratoria de libre tránsito por el país, aplicada veladamente también al narcotráfico. Durante la Revolución Mexicana, las compañías petroleras estadounidenses tenían un gran interés en la industria petrolera mexicana. En la época neoliberal, México se ha integrado cada vez más a la economía estadounidense a través de tratados comerciales como el TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) y el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá). Este último firmado por Lopitos y amenazado por el arancel del 25 por ciento de Trump. Sin embargo en ambos periodos, Estados Unidos ha presionado a México para que se liberalice su economía y se abra a la inversión extranjera, aunque hoy presione por el regresó de inversiones generadoras de empleo a Norteamérica, con excepción, claro, de materia prima como el litio. Durante la Revolución Mexicana, las compañías petroleras estadounidenses presionaron al gobierno mexicano para que se relajaran las restricciones sobre la explotación petrolera. En la época neoliberal, desde el gobierno de Miguel de la Madrid hasta Lopitos y Claudia, Estados Unidos ha presionado a México para que se implementen reformas económicas que favorezcan la inversión extranjera y la competencia. Particularmente hoy quien que México saque de la jugada a China que utiliza los acuerdos comerciales de México para manufacturar en el país y exportar a los gringos su producción. Al menos esa es la queja de Trump con los autos chinos. En ambos periodos históricos, la relación económica entre México y Estados Unidos ha sido criticada por perpetuar la desigualdad económica y social en nuestro país, los que menos tienen son mano de obra barata para las fábricas gringas y de otros países. En Chihuahua y Juaritos lo saben. Durante el porfiriato y la Revolución Mexicana, la influencia económica de las compañías petroleras estadounidenses se consideró que perpetuaba la desigualdad económica y social en México. En la época neoliberal, la integración económica con Estados Unidos se ha criticado por perpetuar la desigualdad económica y social en México, ya que se considera que beneficia más a las élites económicas y políticas que a la población en general. En ambos periodos, ha habido resistencia y movimientos sociales en México que se oponen a la influencia económica y política de Estados Unidos. Durante la Revolución Mexicana, los movimientos sociales y políticos se opusieron a la influencia de las compañías petroleras estadounidenses y lucharon por la soberanía nacional y la justicia social. En la época neoliberal, los movimientos sociales y políticos se han opuesto a la integración económica con Estados Unidos y han luchado por la soberanía nacional, la justicia social y la protección de los derechos de los trabajadores y las comunidades. El Barzón ha sido uno de ellos y el propio Lopitos. En ambos periodos las armas de Estados Unidos generan guerra, aunque la narcoguerra sea una guerra comercial entre transnacionales que pelean el mercado de las drogas. En 1921 las relaciones entre México y Estados Unidos se encontraron en un punto crítico. La Revolución Mexicana, que había comenzado en 1910, había culminado en 1917 con la promulgación de una nueva Constitución que fortaleció el nacionalismo mexicano. Sin embargo, esta nueva Constitución también generó inquietud entre capitalistas extranjeros que veían amenazada su influencia económica en México. Lo mismo ocurrió en el tiempo actual cuando Morena y sus aliados reformaron la Constitución y le metieron mano al Poder Judicial y destrozaron los organismos autónomos como el de Transparencia que perdieron su autonomía. La política de Porfirio Díaz, que había gobernado México desde 1876 hasta 1911, había dado la bienvenida a inversionistas extranjeros, lo que permitió que gran parte de la economía mexicana estuviera en manos extranjeras. La Revolución Mexicana y la nueva Constitución amenazaron a capitalistas ingleses, franceses y belgas, y especialmente a los estadounidenses. La situación se complicó aún más debido a la intervención de Estados Unidos en la Revolución Mexicana. En 1914, las fuerzas estadounidenses habían ocupado la ciudad de Veracruz, lo que generó un gran resentimiento entre los mexicanos. Aunque la ocupación había sido breve, el daño a la relación entre los dos países ya estaba hecho. En 1921, el presidente mexicano, Álvaro Obregón, se enfrentaba a una serie de desafíos, incluyendo la reconstrucción del país después de la Revolución y la negociación de un acuerdo con Estados Unidos para resolver las disputas sobre la propiedad de la tierra y los derechos de los extranjeros en México. A pesar de estos desafíos, el gobierno de Obregón estaba determinado a defender la soberanía de México y a proteger los intereses de los mexicanos. La relación con Estados Unidos era compleja y delicada, pero el gobierno mexicano estaba dispuesto a negociar y a encontrar soluciones que beneficiarán a ambos países. Veamos qué ocurre con Claudia. Parece que va tomar el mismo camino de Obregón, solo que el petróleo siguió en manos extranjeras hasta la llegada de Lázaro Cárdenas quien dio el manotazo final.