

- Ricardo Álvarez Campos, el joven juarense que llevará su innovación a Brasil y quien obtivo el Premio Municipal de la Juventud 2025 Categoría Actividades Académicas (12 a 18 años)
Ciudad Juárez.- A simple vista, Ricardo Álvarez Campos parece un estudiante más del tercer semestre en el Tecnológico de Ciudad Juárez.
Pero basta conversar con él para descubrir que detrás de sus palabras hay una visión clara y un compromiso firme con el medio ambiente.
A sus 18 años, Ricardo no solo ha acumulado reconocimientos académicos, sino que ha convertido sus ideas en proyectos reales que buscan resolver problemas urgentes, como la escasez de agua.
Este año, obtuvo el Premio Municipal de la Juventud en la categoría de Actividades Académicas, un logro que reconoce su dedicación y talento.
Este mismo año, participó en un concurso de prototipos y proyectos de emprendimiento, donde se coronó con el primer lugar en Chihuahua y logró una acreditación para la Copa 100 de México.
Ahí, volvió a destacar al obtener el tercer lugar nacional, ganándose el pase para representar a México este año en Brasil.
En el laboratorio de su escuela, entre frascos de compuestos orgánicos y anotaciones garabateadas en un cuaderno de química, Ricardo Álvarez Campos encontró un propósito; -crear soluciones para uno de los problemas más urgentes de su comunidad, la falta de agua-.
Su visión y tenacidad lo llevaron a recibir el Premio Municipal de la Juventud.
Su proyecto, bautizado como Biodegradable, busca desarrollar un nuevo tipo de polímero capaz de retener agua de forma eficiente y, al mismo tiempo, ser completamente amigable con el medio ambiente.
“En el mercado no existe nada igual”, comenta Ricardo con la seguridad de quien ha pasado horas experimentando, fallando y volviendo a intentarlo.
El producto integra compuestos orgánicos y, en su fase actual, se trabaja con modificaciones al mucílago de nopal para mejorar su capacidad de retención hídrica, con la mira puesta en su uso en la agricultura.
La idea nació de una realidad cercana; las sequías que afectan a comunidades como la del kilómetro 20 en ciudad Juárez.
“Allá cada gota cuenta. Si podemos ayudar a que la tierra retenga más agua, no solo mejoramos las cosechas, también damos un respiro al medio ambiente”, explica.
Pero el camino no ha sido fácil.
Los primeros ensayos no arrojaron los resultados esperados y la falta de recursos en el laboratorio fue un obstáculo constante.
“Tuvimos que improvisar, buscar materiales y aprender a optimizar cada recurso”, recuerda.
En esta travesía ha contado con el respaldo de Advert Smith y de su maestra asesora Sandra Ramos Guerra, quienes lo han motivado a no abandonar la meta.
Ricardo no se detiene. Mientras continúa perfeccionando el polímero biodegradable, ya planea su siguiente desafío; un proyecto enfocado en la filtración y mejora del agua contaminada, un problema que también aqueja a muchas comunidades rurales.
Más que un invento, lo que propone Ricardo es un cambio de paradigma; aprovechar el potencial de los materiales naturales para ofrecer soluciones reales a problemas urgentes.
Su trabajo combina innovación, ciencia y compromiso social, demostrando que la juventud no solo es el futuro, también es el presente que puede marcar la diferencia.