Entrevistas

Nace Samalayuca Fest del abandono y de la esperanza de su gente

  • Por Redacción

Javier Meléndez Cardona relata el origen del festival y llama a no desvirtuarlo

Samalayuca.— Para Javier Meléndez Cardona, el Samalayuca Fest no es solo una fiesta popular ni un evento turístico, es el símbolo de una lucha comunitaria, el resultado de una exigencia legítima de quienes, por años, se sintieron excluidos del desarrollo y olvidados por las autoridades. 
Hoy, a 15 años de su creación, el festival ha tomado vuelo, pero su fundador teme que se desvíe del camino que le dio sentido desde el inicio.
En entrevista, Meléndez recuerda con claridad cómo comenzó todo. 

“Fue una clase de economía, pero no de aula, sino de vida. Me la dieron doña Coco Ramírez, Inés Rodríguez, Lourdes Meza y Chabela Rivas, mujeres líderes de Samalayuca que se me acercaron un día del 2010. 
Querían algo concreto; una feria que reactivara la economía local, que le devolviera vida al pueblo.”

En aquel entonces, el poblado se encontraba en un estado de abandono casi total. 

“No llegaban servicios, no había inversión ni eventos. Era como si Samalayuca no existiera para el resto del municipio". 

Ellas me dijeron con toda claridad: 'Aquí no se paran ni las moscas'”, recuerda.
Fue entonces cuando Meléndez echó mano de su experiencia y de su memoria cultural. 
“Recordé los jueves de pozole en Chilpancingo y los domingos de menudo en Ciudad Juárez. 
Son rituales sociales, sí, pero también mecanismos económicos. 
En ellos, quien no tiene saca su olla y vende; quien tiene, compra. 
Así se equilibra la balanza. Así pensé que debía ser una feria: incluyente, popular y sostenible”.

El reto era grande
El poblado era pequeño y si se quería lograr impacto real, era necesario atraer gente de otras ciudades; de Juárez, de El Paso, de Chihuahua. 
La apuesta no era solo cultural, era económica y social. 


“Y desde ese momento no paré”.

Planeamos, diseñamos, organizamos. 


El nombre Samalayuca Fest fue un hallazgo, sonaba moderno, atractivo, sin perder identidad. 
“Hicimos de todo para promocionarlo; prensa, radio, tele, programas comunitarios.”
Javier incluso asumió deudas personales. 
“Toqué puertas, pedí rebajas a los grupos musicales, imprimí volantes y carteles con mis propios recursos.
Todo lo que tenía lo metí en ese sueño. Y funcionó. 
Samalayuca se puso de moda, la gente regresó, la derrama económica fue real, palpable, y sobre todo, se rescató la dignidad de un pueblo que quería volver a ser visible.”


Hoy, con nostalgia y también con preocupación, cuenta que iba manejando su camioneta cuando escuchó en la radio una invitación de la Presidencia Municipal de Juárez al Samalayuca Fest 2025, que se celebrará del 27 al 29 de juniors. 
“Por supuesto que hay que asistir. Pero me sorprendió que no dijeran que la invitación venía de la Presidencia de Samalayuca. Algo tan simple, pero tan simbólico.”


Para Meléndez, es crucial no olvidar el origen del festival. 
“No es una extensión de la Feria Juárez, no puede convertirse en un evento costoso, sin alma, sin sentido social, que solo sirva para justificar gastos públicos. 
“El Samalayuca Fest nació desde abajo, desde la banqueta, desde la olla de pozole vendida para sobrevivir.”
El llamado es claro; que las autoridades municipales respeten el espíritu comunitario del festival, que no se pierda el enfoque de apoyo al comercio local, que no se desplace a quienes por años han sostenido la tradición.
“El Samalayuca Fest tiene raíces profundas. No es un escaparate para lucir artistas caros o espectáculos alejados de la realidad del pueblo. 
Es un espacio de reunión, de venta, de cultura, de memoria y de lucha. Ojalá nunca se les olvide eso”, finaliza Javier Meléndez con firmeza.