Ciudad Juárez.— La diputada local Rosana Díaz, representante del Distrito IV, sostuvo que el endeudamiento de 30 mil millones de pesos a 25 años aprobado por el Congreso del Estado no fue producto de una omisión individual ni de una ausencia circunstancial, sino de una decisión política facilitada por el silencio absoluto de la bancada, lo que permitió que un dictamen de alto impacto financiero para Chihuahua avanzara sin debate, sin receso y sin oposición visible.
La legisladora afirmó que, desde antes de la sesión, había planteado la necesidad de poner candados legislativos que impidan que las administraciones estatales recurran de manera discrecional al endeudamiento mediante créditos de largo plazo.
Sin embargo, ese planteamiento nunca llegó a discutirse, ya que el dictamen fue aprobado de manera acelerada.
Díaz relató que su salida momentánea del pleno ocurrió justo durante la lectura del dictamen, cuando se dirigió al baño del primer piso del Congreso, a escasos metros del recinto.
Precisó que su ausencia fue breve, de no más de 10 a 15 minutos, tiempo en el que además se quedó sin batería en el teléfono celular, situación que le impidió recibir cualquier aviso.
Explicó que su decisión de ausentarse en ese momento obedeció a la lógica parlamentaria habitual; después de la lectura de un dictamen, especialmente en temas financieros delicados, se abre un debate que suele extenderse hasta por una hora. Bajo esa práctica recurrente, consideró que no había riesgo de que la votación se realizara de inmediato.
No obstante, al regresar al pleno, la diputada encontró que el dictamen ya había sido votado, sin que se hubiera dado espacio a la discusión.
Lejos de encontrar respaldo, señaló que la bancada se le fue encima, recriminándole lo ocurrido, a pesar de que —subrayó— nadie se levantó a leer, debatir ni a solicitar un receso, aun cuando varias legisladoras se encontraban momentáneamente fuera del recinto.
La diputada cuestionó de manera directa la actuación del grupo parlamentario, al señalar que, si se advertía la ausencia de integrantes, lo mínimo era pedir un receso o utilizar la tribuna para hacer tiempo, como suele ocurrir en sesiones de alta relevancia. “Si yo fuera coordinadora y veo que falta parte de mi equipo, me levanto a debatir, a leer, a hacer tiempo hasta que estemos todos”, expresó.
Afirmó que el procedimiento fue aprovechado de manera deliberada.
"Alguien vio la oportunidad y dijo: aquí es cuando, fast track, votación rápida”, señaló, al recalcar que en este dictamen no hubo debate, a diferencia de otros asuntos de menor trascendencia.
Rosana Díaz fue enfática al deslindarse de la narrativa que la responsabiliza directamente por el endeudamiento.
"No es que yo fui al baño. No es que yo permití el endeudamiento. Fue el silencio de la bancada”, afirmó.
Recordó que el presidente del Congreso abrió la lista de oradores y nadie levantó la mano, ni siquiera en un tema que compromete las finanzas estatales por un cuarto de siglo.
Llamó la atención sobre el comportamiento inusual de legisladores de Morena, quienes —dijo— suelen intervenir en este tipo de temas, pero en esta ocasión optaron por no hacerlo. “Pudieron haber hecho tiempo, pudieron haber debatido, pero no lo hicieron”, insistió.
Tras la votación, aseguró que se desató de inmediato una ofensiva en su contra.
Apenas regresó del baño, comenzaron los ataques en redes sociales, seguidos casi de forma simultánea por desplegados digitales, lo que consideró una reacción demasiado rápida para no haber sido previamente calculada.
“Aprovecharon mi ausencia y la de mis compañeras. Eso fue mala intención”, sostuvo.
Reconoció que estos hechos la llevaron a replantearse la dinámica interna del grupo parlamentario. Aunque dijo no haber percibido antes tensiones graves al interior de Morena, admitió que ahora considera indispensable revisar la coordinación de la fracción, al sentirse desprotegida y señalada por una decisión colectiva.
La diputada confesó haberse sentido desmoralizada tras los señalamientos, al considerar que ha cumplido con su trabajo legislativo y territorial, y que forma parte de un equipo que, en ese momento crítico, no la respaldó. “Llegué y lo único que encontré fueron reclamos, señalamientos y ataques”, expresó.
Finalmente, Rosana Díaz reiteró que continuará cercana a la gente y trabajando desde cualquier trinchera en la que se encuentre. Aseguró que su vocación es servir y ayudar a la población, y cerró con un mensaje de agradecimiento y conciliación.
"Voy a seguir con la gente, que es a quien me debo. Feliz Navidad y muchas gracias”.