
A ti ciudadano
"Me llamaban 'el cocodrilo' no por mi fuerza… sino por mi terquedad para nunca soltar lo que soñaba."
Soy René Lacoste, y antes de que mi apellido estuviera en millones de camisas, fui solo un joven flaco con una raqueta… y un sueño que nadie entendía.
No tenía el físico de un campeón. Me decían que era débil, que nunca duraría en la cancha. Pero lo que no sabían era que cada crítica me daba más hambre. Hambre de demostrar que la elegancia y la garra pueden ir juntas.
Gané Wimbledon, Roland Garros, la Copa Davis… pero mi mayor batalla no fue en la cancha, fue contra mi propio cuerpo. A los 25 años, una enfermedad pulmonar casi me quita todo. Dejé de competir, dejé de correr, pero no dejé de soñar. Mientras me recuperaba, me molestaba tener que usar ropa incómoda para entrenar… así que diseñé mi propia camisa: de algodón, ligera, con cuello suave y un logo pequeño. Y ese logo… sí, era un cocodrilo. Porque yo seguía ahí, mordiendo la vida aunque doliera.
Muchos se burlaron al principio. “¿Quién va a usar una camisa con un cocodrilo?”, decían. Pero cuando los mejores empezaron a pedirlas, todo cambió. Fundé Lacoste con la idea de que la ropa no solo vista… sino inspire. Y aunque sufrí recaídas, traiciones comerciales y momentos donde pensé dejarlo todo, nunca solté mi esencia. Porque el cocodrilo no retrocede. Nunca.
"Lacoste no nació en una pasarela… nació en una cama de hospital, con más fe que fuerza."
“No importa cuántas veces te digan que no encajas… si eres fiel a lo que eres, terminarás marcando estilo.”