
Los ruteros quieren seguir dándole atole con el dedo a los juarenses. Mientras que, por un lado, juegan a protestar por los incómodos operativos emprendidos por el Gobierno del Estado a través de la Dirección de Transporte, han seguido pretendiendo trabajar en la anarquía mientras que por años no invirtieron un solo peso para mejorar el servicio al que le sacan jugo millonario día a día. Andaba una ruta 5A con ¡30 años! de antigüedad subiendo pasaje como si nada. Le cayeron los inspectores y al hacer la revisión a la unidad con número económico 0722, encontraron que era modelo 1995, que presentaba un adeudo de 30 mil 312 pesos, y además estaba destartalada y contaminante, no tenía placas y para variar, el chofer no traía ni licencia. Así de esas. El decomiso muestra de pe a pa el panorama ilegal que siguen manteniendo los concesionarios de Juárez a costa de la necesidad de transporte que tienen los ciudadanos. A la fecha, ni siquiera tres de cada diez transportistas siguieron el juego de la modernización, a pesar de que hace ya dos años el Gobierno del Estado les otorgó un voto de confianza al concederles un aumento de ocho a 12 pesos en la tarifa del servicio público. Muchos de los incumplidos y vividores siguen ahí en la 5A, en la Universitaria y en la 1A exprés, comandados por gente como Matías Prieto, Carlos Hernández y Raúl Rodríguez Santillanes, buenos para el amago y malos cumplidores. Aun sigue haciendo falta que Transporte los siga ahorcando para que, no poco a poco, sino de una vez por todas, renueven de a una la flotilla vehicular o, mientras tanto, seguirán representando una peligrosa bomba de tiempo para los juarenses. La adolescente de tan solo 15 años atropellada por un armatoste del transporte maquilador hace tres semanas es el vivo ejemplo de que no hay ninguna prórroga que darles.