
El decano Luis Alfonso Rivera Soto, pilar de la Facultad de Derecho de la UACH, recibió ayer un merecido reconocimiento en la Quinta Gameros. Pero, como en todo acto jurídico-político, el protocolo se mezcló con el networking y las agendas personales.En primera fila estuvieron personalidades como el exgobernador Patricio Martínez; el Fiscal General del Estado, César Jáuregui (convertido en asistente serial de eventos); y Myriam Hernández, presidenta del Tribunal Superior de Justicia, con su plus one, Óscar Erives, quien se coló a la primera fila. Más atrás, asomaban la cabeza para salir en la foto los magistrados Fernando Mendoza y César Ramírez, no como la defensora de los derechos universitarios Liz Aguilera, que llegó agachando la cabeza, pues llegó tarde como a todos los eventos. El dato curioso: entre los exalumnos y colegas emocionados pululaban figuras cuyo interés iba más allá del cariño al maestro, quien logró ser dos veces director de la Facultad de Derecho y a quien, quienes lo conocían de cerca, apodaban “el bombero académico”, por su habilidad para apagar ciertas grillas universitarias