Encabritados y lo que le sigue anda un grupo de concesionarios del transporte público porque acusan que el director de Transporte ya los trae con los decomisos de sus camiones chatarras y que es solo a ellos los que les están aplicando los operativos. Ahora les quitaron otros ocho armatostes en calidad de peligrosas chatarras humeantes que incumplían con la reglamentación en términos de antigüedad y calidad. No solo echaban humo, sino que no tenían ni permisos. Todos esos camiones son de las mismas líneas que sancionaron con retención de las otras 14 unidades: la 5A y la 2 Lázaro. Los otros son 1A Exprés y la Universitaria. Y, es cierto, no han habido decomisos a otras líneas de transporte pero es que la realidad, dirigidas por seudo empresarios como Juan Carlos Hernández, Matías Prieto y Raúl Rodríguez Santillanes, entre otros, es que son las más incumplidas en materia de modernización y todavía amagan con seguir operando a mitad de la capacidad como protesta. Ahora andan llorando por la calle de la amargura señalando a Herrerías de disparejo porque a otros transportistas no les hace nada bajo el argumento de que le recibieron millones de pesos bajo la mesa para no ser molestados. Lo cierto es que lejos de una prórroga, debieron no gastarse en cosas personales los millones que ganaron a raíz del incremento de la tarifa de transporte, en lugar de invertirlos en camiones nuevos. Así de simple.
