La Columna

PRESIDENCIALISMO EXACERBADO

  • Por JuanD
PRESIDENCIALISMO EXACERBADO

El martes termina la era gubernamental de Andrés Manuel López Obtador y Lopitosh se muda del Palacio de Gobierno de la Ciudad de México ,a vivir en Palenque, Chiapas. Ese día asume Claudia Sheimbaum la Presidencia de México quien desde ya tiene delineada la política interna y exterior que seguirá puesto que inicia peleando con el rey Borbón de España, Felipe VI a quien excluyó de la fiesta fifi de toma de protesta a la que estan invitados mandatarios de todo el mundo, menos a quien consideran descendientes de Hernan Cortés y responsable del genocidio indígena en América. Con una hueca disculpa para reivindicar a los pueblos originarios americanos pudiera estar comiendo tamales y tlayudas en el aeropuerto Felipe Ángeles el martes; Pero no, el rey también tiene soberbia y orgullo. No lo hará y hasta se burla de México. Por eso no fue invitado. Es conservador diría Lópitosh quien también arrancó su gobierno hace 6 años peleando con la monarquía borbónica. En política interior ya sabemos cómo arranca Claudia con la famosa reforma al Poder Judicial que pisó los callos gringos y puso en zozobra a la economía. Con ella, dicen, regresará a México la dictadura perfecta como describió hace unas décadas el escritor peruano Mario Vargas Llosa al sistema político mexicano. Los analistas dicen que la transición de Lópitosh a Claudia Sheinbaum es un momento crucial en la historia política de México. Al analizar este proceso, se pueden considerar varios factores clave: Se destaca que la gestión de AMLO ha dejado un impacto significativo en la política mexicana, y su legado influirá en la administración de Sheinbaum aunque Claudia ha demostrado un enfoque más colaborativo y menos polarizador que AMLO, lo que podría generar un cambio en la dinámica política del país. En cuanto a los desafíos económicos, la nueva administración enfrentará retos económicos significativos, incluyendo la recuperación post-pandemia que no se ha logrado al 100 y la necesidad de impulsar el crecimiento económico. Claudia dará seguimiento a las políticas sociales ya incorporadas a la Constitución en algún momento por si Morena no seguía. Claudia ha expresado su compromiso con las políticas sociales de AMLO, pero es probable que implemente ajustes y cambios para abordar las necesidades cambiantes del país. Sobre todo,  no hay recurso suficiente para mantener el ritmo a menos que endeude al país y aumente los impuestos. Por verse aún como la transición puede afectar las relaciones de México con otros países, especialmente en temas como el comercio, la migración y la cooperación regional.  Quizás de todas las aristas el tema de la reforma judicial y su aplicación marcará la política interna en el país y claro, al gobierno de Claudia que desde ya se avizora una vuelta al presidencialismo exacerbado que se vivió en el antiguo régimen del Pri surgido en la posrevolución mexicana. El presidencialismo exacerbado en México es descrito como la concentración de poder en la figura del presidente, lo que puede limitar la capacidad de los otros poderes del Estado para ejercer sus funciones de control y equilibrio y como advierten numerosas voces que ocurrirá durante la elección de jueces, magistrados y ministros en estados y a nivel federal. Esto puede llevar a una falta de rendición de cuentas y una disminución de la democracia, que juez emanado del voto masivo inducido por Morena resolverá en contra del Poder Ejecutivo en manos de ese mismo partido. En el contexto de la transición de Andrés Manuel López Obrador a Claudia Sheinbaum, el regreso del presidencialismo exacerbado podría significar que la nueva administración mantendrá un estilo de gobierno autoritario, donde el presidente tiene un control significativo sobre los otros poderes del Estado. Así ha ocurrido ya en el pasado y quién ha perdido es la misma democracia y claro, el ciudadano. Algunos expertos argumentan que el presidencialismo en México ha sido históricamente problemático, ya que ha permitido a los presidentes acumular poder y controlar la agenda política. Esto puede llevar a una falta de representación para las minorías y una disminución de la participación ciudadana en la política. Por eso, señalan que en este proceso de transición política, es conveniente evaluar la salud de la democracia en el país y la capacidad de los poderes del Estado para ejercer sus funciones de control y equilibrio. Esto será fundamental para evitar el regreso del presidencialismo exacerbado. Por lo pronto, ya se volvió a instituir por decreto la parafernalia del día del presidente, esa tradición política cuando se rendía pleitesía al Ejecutivo por su informe y claro, la fiesta de la transición por la que el martes será feriado.