
Un hedor inusual empezó a salir de la Universidad Autónoma de Chihuahua después de haber estado tapado con cemento durante los cinco años de la administración estatal. Podrido, hediondo, ese mal olor apunta al Ex Reptor Luis Fierro, el peor dirigente que jamás haya existido en la máxima casa de estudios de Chihuahua. El desaseo que hizo Luisito, hincado ante las órdenes de La Corraleja, por quien destruyó décadas del andamiaje academico universitario, no tiene precedente alguno. Y el corrupto manejo de las finanzas universitarias acabó por desarticular la sobrevivencia financiera de Pensiones Civiles del Estado. Ahora se sabe que el cerdón Ex Rector no solo desvió las cuotas del 17 por ciento que aportaban los trabajadores de la Uach para Pensiones, sino también las aportaciones estatales. De manera tal que no son 300 los millones del peculado cometido sino alrededor de 900 que significan una estratosférica suma. El marrano universitario, que hoy por hoy se piensa intocable e impune por el cargo que ocupa en la Anuies, adquirió camionetas suburban de lujo y remodeló su casa en lugar de enterar a la noble institución de Pensiones esos recursos. No hay duda: su destino, sea como fuere, será el de rendir cuentas ante un Tribunal de Justicia Penal sobre la suciedad que dejó en la Universidad.