
En el triunvirato que se formó en el nuevo Poder Judicial del Estado empiezan a asomarse las cabezas con mayor poder y a verse resultados del trabajo. Las facultades que la ley confirió al nuevo Pleno y su Presidencia, así como al Organo de Administración y el Tribunal de Disciplina Judicial, son disímbolas. Es obvio que, pasada la elección y visto a grosso modo el funcionamiento de los tres órganos, el de Administración se yergue sobre los demás. El Leviatán tricéfalo ha empezado a dar muestras del poder de cada una de sus cabezas y el peso que se carga sobre las demás. Por ejemplo, hace unos días la Presidenta del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Marcela Herrera, pidió por Oficio la asignación de 14 camionetas Suburban, con chofer y café de Starbuck, para el mismo número de Magistrados. Obviamente, le batearon la petición y le hicieron saber que hay cuatro camionetas que se usan para el traslado de esos elevadísimos funcionarios jurísdiccionales. Además, los titulares de Salas deben estar trabajando en su oficina y no haciendo grillas ni socialité que no forman parte de su función básica.