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Camina con una cruz de 25 kilos por la paz y la seguridad de Juárez

  • Por Editor R

Ciudad Juárez.- Sebastián Pinto, de 46 años, soñó una cruz de madera, ordenó su elaboración y empezó una solitaria marcha por las principales calles de la ciudad.

Maestro del Tecnológico, ingeniero en electrónica, residente de Valle Verde, decidió caminar 25 kilómetros por la paz de esta frontera y por los muertos del Covid.

La cruz, de madera sólida, nada de macopan, pesa 25 kilos y la carga arrastrando la base como le hiciera Jesucristo.

A las ocho de la mañana pega duro el calor este sábado, pero Sebastián, enfundado en una camiseta de color blanco y una pantalonera deportiva, camina a paso veloz.

-¿Tú mandaste hacer la cruz? -se le pregunta, en una apurada y asoleada entrevista, al salir del parque de Valle Verde, mientras El Bordo de Ciudad Juárez transmite.

-Como la soñé -responde y sigue su marcha a toda prisa, con la carga de la cruz.

Pinto no se mete a narrar el sueño que dice haber tenido, como que esquiva la pregunta.

Planea concluir a las seis de la tarde en la Catedral del centro de la ciudad, después de hacer algunas paradas.

“Tengo muchos años queriéndola hacer, pero vino la pandemia y cambiaron los escenarios”, recuerda.

Detrás suyo, una caravana de agentes de la Policía Vial y una ambulancia, siguen el evento.

-Ya no queremos quitarte el aire -se le dice, porque la entrevista-caminata dura poco más de diez minutos.

“Al contrario es un honor que compartas la nota”, expresa.

-¿Cuál es el mensaje? -se le averigua.

-El mensaje es muy sencillo: que lo que estamos haciendo mal no es un problema de gobierno, sino de familia, eso nos ha llevado a ser inhumanos. Si no hacemos algo, la inseguridad va a tocar la puerta de tu casa -subraya.

Hará paradas en el Campo Algodonero, Clínica 45 del Imss, parroquias como San Lorenzo, el Pronaf, Hospital General y al final en la Catedral.

Sus amigos le decían que le pusiera una llanta en la base de la cruz, pero decidió no hacerlo para que mejor se dejara el rastro del arrastre sobre las calles.

“Que no sea algo en vano”, indica Sebastián Pinto, de 46 años de edad.

Dice que antes que nada agradece “a mi padre Dios” por seguir vivo.

“Estar vivo es una bendición”, manifiesta.

Y añade:

“La segunda es por todas las muertes de Covid, todos los amigos y conocidos”, indica y habla de varias personas que perdieron la vida en la parte alta de la pandemia.

Agrega que el tema de las desaparecidas de Juárez es algo por lo cual debe lucharse y muestra sobre la cruz una foto de una de ellas.

“También de desaparecidos; la mamá me pidió con el corazón en la mano que pusiera su foto en la cruz”, comenta.

Y reitera:

“Ha fallado la familia, han fallado los valores, las muertes por Covid las vemos como una hoja de árbol que se cae, ya se murió, ya ni modo”, dice.

Y aún más:

“Ni siquiera enterramos a las personas, muchos las entregaron en bolsas negras”, subraya.

Explica que partió de Valle Verde porque detrás del fraccionamiento se halla un panteón, en donde muchos han muerto por Covid o por la inseguridad.

Y para Sebastián Pinto, todas las personas deberían morir en forma natural.

“Al final todos vamos al mismo hoyo pero debe ser con dignidad”, señala.

Y sigue su marcha.