Mi Pódium

El Richard

  • Por Editor R
El Richard

Por Osbaldo Salvador Ang.- Uno pensaría que El Richi, Lujardo Ricán -como auto firmaba sus textos- Lujardini, como le decía el que suscribe, o Ricardo Luján, o El Cholo, es de esas personas que nunca mueren.

Venció al cáncer pero se lo llevó un infarto que sacudió a todos sus compañeros de los distintos medios de comunicación en los que laboró con pasión, entrega y responsabilidad.

Apenas el domingo pasado, un día antes de su fallecimiento, tuve comunicación con él.

Se comunicó conmigo para decirme que no podía subir al sistema de Editores de La Opción de Chihuahua su “bodrio dominical”, como le llamaba a su colaboración semanal intitulada como Buen Domingo.

Pero borró los mensajes porque finamente logró salvar la publicación “El Chahuixtle y los Narco Cantores”.

Al ver los mensajes borrados en el whats app me comunique con Lujardo y, después de saludarle, le envié el siguiente mensaje:

“Perfecto mi Lujardini

Ánimo y buen domingo.

Muy esperada tu columna.

Yo nunca vislumbré que algún día seríamos los viejitos del periodismo

Que ya no reporteaban pero armaban unos textos shingones”.

Y Ricardo Luján me respondió, a las 11:16 y 11:19 horas del domingo éste:

“Gracias por el comentario…”

“Viejos los cerros mi estimado Salvatore”.

El lunes, Efrén Rodríguez puso en el chat del periódico Novedades que su compadre Ricardo Luján se había ido de este mundo.

Luego siguió un alud de comentarios de compañeros que preguntaban cómo, si era cierto, si Ricardo no era de los que no morían y un montón de cosas sobre su personalidad profesional.

Yo pienso que era el periodista más ingenioso, agudo y crítico, de Chihuahua.

Y, por supuesto, era rebelde e irreverente, como debe ser todo buen periodista.

Cuando ejercía el periodismo, Lujardini no dejaba títere con cabeza.

Hasta ahorita, suman ya más de 40 los compañeros, solo de Novedades, que se han anotado para enviarle una ofrenda floral y hacerle un reconocimiento post mortem.

En La Opción de Chihuahua, Ricardo Luján hacía a diario un epigrama muy ácido y, el fin de semana, escribía la columna Buen Domingo.

Fue muy solidario en las batallas del Colegio de Periodistas que libramos durante el Corralato y la infiltración de Los Doritos, allá por los años dosmil veintiunos.

Era también un hombre muy culto y muy leído, tanto en el ámbito literario como en el religioso, pues conocía la Biblia como pocos.

Los muertos no tienen conciencia, dice el Libro de Libros, pero resucitarán cuando venga en espíritu Jesús a cumplir y tramitar el juicio que cada persona deberá enfrentar, sin importar si en ese momento viven o han fallecido.

Ahí nos volveremos a ver, mi Richard, para sacarle la garra al Corral, a López Obrador y a todos los políticos que andan por ahí.

Y lo digo desde aquí, porque éste es mi pódium.