






-Auge de construcciones verticales transforma el paisaje urbano; en su horizonte ya no solo se dibujan cerros y antenas, sino también estructuras modernas que reflejan un nuevo modelo de ciudad-
Ciudad Juárez.- En una ciudad acostumbrada a extenderse en horizontes planos, un nuevo fenómeno arquitectónico está tomando forma; Ciudad Juárez comienza a crecer hacia arriba.
Con más de una docena de proyectos verticales en marcha o en planeación, la frontera norte está entrando de lleno en una etapa de transformación urbana que responde a las exigencias de sostenibilidad, densificación y nuevos estilos de vida.
El cambio no es accidental. En julio de 2024, el Cabildo aprobó la actualización del Plan de Desarrollo Urbano Sostenible (PDUS), el cual propone el impulso a la construcción vertical como estrategia para revitalizar zonas céntricas, reducir el consumo desmedido de suelo y hacer más eficientes los servicios urbanos.
“El crecimiento desordenado ya no es opción. La ciudad necesita aprovechar mejor sus recursos y espacios. La construcción vertical permite eso y más; mejora la conectividad, reduce traslados y fortalece el tejido social”, explicó el director del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), Roberto Mora Palacios.
Edificios que definen una nueva era
Los ejemplos ya se pueden ver en distintas zonas de la ciudad.
Algunos de los proyectos verticales en proceso o por iniciar son:
- Torre Quorum, con 34 niveles, proyectada como uno de los edificios más altos del norte del país.
- Torre Centinela, de 21 niveles, que albergará áreas de tecnología y seguridad pública.
- Torres Fontera, con 19 niveles de departamentos y área comercial.
- Torres Victara, con 15 pisos en construcción sobre la avenida Tomás Fernández.
- Hotel Ibis (9 niveles) y Hotel Marriott (12 niveles), ya en fase de obra.
- Torre Imagen Diagnóstica (14 niveles) y el nuevo Hotel Hilton (12 niveles), actualmente en planeación.
- Encelia Departamentos, con 7 niveles de vivienda vertical.
De acuerdo con estimaciones de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), para finales de este año habrá al menos 14 desarrollos verticales operando o en fase avanzada de obra.
Más del 60 por ciento de las unidades ya están vendidas, principalmente a jóvenes profesionistas, parejas sin hijos y pequeños inversionistas.
Ventajas urbanas y nuevos hábitos de vida
Para las autoridades y desarrolladores, el cambio no solo es estético; representa un nuevo paradigma de desarrollo urbano.
La construcción vertical reduce el consumo de suelo, mejora la relación con el transporte público, disminuye costos operativos y ofrece opciones de vivienda más cerca de zonas laborales y comerciales.
“El perfil de los compradores ha cambiado. Hoy buscan cercanía, seguridad, diseño, espacios compartidos y servicios en el mismo edificio.
Eso ha impulsado el interés por las torres residenciales”, comentó Rafael Páez, asesor inmobiliario local.
Los precios, sin embargo, no están al alcance de todos; depende del tamaño, ubicación y amenidades.
Retos: servicios, movilidad y cultura vertical
Pese al entusiasmo por este modelo urbano, especialistas advierten que se deben atender ciertos retos estructurales.
La infraestructura de agua, drenaje, energía eléctrica y movilidad debe actualizarse para responder al aumento en la densidad poblacional en zonas verticalizadas.
“Construir alto exige planificación rigurosa. No podemos tener torres sin banquetas amplias, sin rutas de transporte o sin zonas verdes.
La verticalización también implica un rediseño del espacio público”, señaló el urbanista Jesús Ríos.
Además, aún hay resistencia cultural.
En una ciudad donde la mayoría creció en casas con patio y cochera, vivir en un edificio representa un cambio de hábitos que requiere educación y adaptación.
Una apuesta por el futuro
En junio pasado, autoridades municipales y del gobierno de El Paso sostuvieron una reunión binacional para homologar criterios técnicos de construcción vertical, incluyendo normas sísmicas, eficiencia energética y resiliencia estructural.
El objetivo es que Juárez se convierta en una ciudad moderna, funcional y atractiva para la inversión. Apostar por la verticalidad es también apostar por un futuro sostenible”, afirmó el director del IMIP.