




- El pulmón verde que lucha por sobrevivir
Ciudad Juárez.– Bajo el sol fronterizo, el Parque Público Federal El Chamizal sigue siendo un punto de encuentro para familias, deportistas y visitantes.
Pero detrás de sus áreas verdes y senderos, se esconde una crisis que avanza en silencio; plagas que matan sus árboles, una declaratoria que frenó su mantenimiento y años de desatención institucional.
A casi un año de haber sido declarado Zona de Restauración Ecológica, este histórico parque enfrenta el reto de sobrevivir entre la burocracia ambiental y la falta de recursos municipales.
El diagnóstico es claro; más de 350 árboles secos no han podido ser retirados y cientos más están en riesgo de enfermar o caer.
“Desde el decreto prácticamente se detuvieron los trabajos. No podemos retirar árboles, ni podar, ni plantar, mientras no exista un plan de manejo aprobado”, explicó Daniel Zamarrón Saldaña, director de Parques y Jardines del Municipio.
Un pulmón que se asfixia entre trámites
El Chamizal es más que un parque; es el principal pulmón natural de Ciudad Juárez, con entre 12 mil y 13 mil árboles que oxigenan el aire de una urbe marcada por la expansión industrial y la falta de áreas verdes.
Sin embargo, la declaratoria federal de 2024, pensada para protegerlo ecológicamente, provocó una pausa total en las labores municipales.
El resultado ha sido una acumulación de árboles muertos y un deterioro progresivo del ecosistema.
El caso más reciente fue el incendio de un pino seco durante el Border Wine Fest 2025, evento celebrado dentro del parque.
El árbol, reseco y con forraje acumulado, ardió en segundos tras recibir una chispa.
“Era un pino muerto que no habíamos podido retirar por las restricciones.
El fuego se propagó porque la madera estaba tan seca que parecía paja”, detalló Zamarrón.
Plagas y muerte lenta
A la sequía y al abandono se suma otro enemigo: el gusano descascarador, una plaga que perfora la corteza de los pinos afganos y se alimenta de su savia hasta matarlos.
En los últimos meses, más de 20 pinos han muerto por esta causa, tanto en El Chamizal como en el Parque Borunda.
La Dirección de Parques y Jardines, con asesoría de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), ha intentado contener la plaga, pero sin recursos suficientes ni personal técnico especializado.
“Estos problemas son consecuencia de décadas de falta de inversión.
No hubo presupuesto para mantenimiento ni para renovación del arbolado”, admitió el funcionario.
El costo ambiental del abandono
El Chamizal no solo enfrenta la muerte de sus árboles, sino un desequilibrio ambiental que amenaza su biodiversidad.
Los suelos compactados, la falta de riego y la invasión de especies no nativas han alterado su capacidad natural de regeneración.
Durante años, las áreas de pasto se regaron con sistemas deteriorados o sin presión suficiente, lo que provocó que amplias zonas quedaran áridas.
Sin podas ni reforestación constante, los árboles jóvenes no logran desarrollarse, mientras los más viejos agonizan en silencio.
A esto se suman los problemas urbanos: basura, vandalismo, comercio informal y eventos masivos que, sin planeación ambiental, agravan el desgaste del parque.
Comparaciones que duelen
La diferencia presupuestal refleja el abandono.
El Parque Fundidora de Monterrey, de dimensiones similares a El Chamizal, recibe 80 millones de pesos anuales para su mantenimiento.
En contraste, Ciudad Juárez apenas destina 11 millones de pesos.
Esa brecha no solo limita la conservación ambiental, sino también la seguridad y la experiencia de quienes lo visitan.
“Un parque de estas dimensiones requiere una inversión proporcional a su valor ecológico y social.
No se trata solo de limpiar y regar, sino de planear su futuro”, señala Zamarrón.
Un símbolo que merece renacer
El Chamizal es más que un espacio recreativo; es un territorio cargado de historia y simbolismo, testigo del acuerdo binacional que restituyó tierras a México en 1963. Hoy, ese legado se ve amenazado por el deterioro ambiental y la falta de coordinación institucional.
La esperanza recae en el plan de manejo que deberá definir la Federación, un documento que establecerá los lineamientos para restaurar y proteger el área natural.
Mientras tanto, el parque continúa en pausa, con árboles que se secan día a día, esperando una decisión que les devuelva la vida.
En medio del ruido de la ciudad, el Chamizal sigue respirando —pero con dificultad—, recordando a los juarenses que los pulmones también necesitan cuidados, inversión y voluntad política para seguir dando oxígeno.
Infracciones Ambientales: eventos sin control y violación de decretos
La situación ambiental de El Chamizal no solo se debe al abandono, sino también a la falta de regulación en la autorización de eventos dentro del parque y a posibles actos de corrupción en la gestión pública, señaló Daniel Delgadillo del colectivo de Árboles en Resistencia.
A pesar de que se canceló una autorización para un evento masivo, el alcalde permitió la realización de otros festivales sin aval federal, como el Festival del Tequila, celebrado sin la aprobación de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) ni del Sistema de Administración del Parque El Chamizal (SamarNAF).
Fuentes oficiales confirmaron que el titular de SamarNAF no autorizó ninguno de los eventos recientes, lo que evidencia un conflicto entre la administración municipal y las autoridades federales.
Estas decisiones contravienen los decretos federales que establecen límites claros para las actividades dentro de una zona de restauración ecológica.
Además, no existe un reglamento municipal actualizado que regule el uso de vehículos y maquinaria pesada durante los eventos, lo que agrava el daño ambiental en los suelos y áreas arboladas.
Las sospechas de corrupción y uso discrecional de permisos crecen ante la realización continua de eventos sin respaldo legal, mientras los proyectos ecológicos y de restauración permanecen detenidos.l, señaló Delgadillo durante manifestación realizada por la quema de un árbol durante el Border Wine Fest.
“El alcalde está en constante violación de los decretos ambientales, afectando tanto la relación institucional con la Semarnat como el equilibrio ecológico del parque”, señaló.
La falta de un plan de manejo y de sanciones efectivas convierte a El Chamizal en un espacio vulnerable ante la política y la omisión.
Los eventos no autorizados generan contaminación, compactación de suelos y acumulación de residuos, afectando la flora y fauna locales.
Los eventos organizados sin autorización federal representan un riesgo significativo para el medio ambiente y exponen una posible red de corrupción administrativa.
Urge implementar un reglamento claro, coordinar los tres niveles de gobierno y aplicar sanciones ejemplares para proteger un patrimonio natural que pertenece a todos los juarenses.