


Ciudad Juárez.– Ser padre en esta frontera va mucho más allá del simple acto biológico de engendrar.
En una ciudad marcada por contrastes sociales, violencia de género, pobreza y resiliencia, la figura paterna ha evolucionado; del proveedor ausente, al hombre que cuida, protege y ama... aunque no siempre tenga las herramientas para demostrarlo.
Un padre en cifras: más presentes de lo que parece
Según datos del INEGI (Censo 2020), en el estado de Chihuahua residen más de 16 mil padres solteros, la segunda cifra más alta del país solo después de Nuevo León.
Muchos de ellos viven en Ciudad Juárez, donde la dinámica fronteriza —marcada por la migración, el empleo industrial y la desintegración familiar— ha dado lugar a nuevas formas de ejercer la paternidad.
Aunque históricamente el hogar ha sido un espacio atribuido a la figura materna, uno de cada cinco hogares en Chihuahua es encabezado por un hombre solo, de acuerdo con estadísticas del INEGI y la Encuesta Intercensal.
"Los hombres juarenses han comenzado a involucrarse más en la crianza, pero aún arrastran el peso de una cultura donde expresar emociones o cambiar pañales sigue siendo visto como algo ajeno a la masculinidad”, señala la socióloga Patricia Duarte, investigadora de la UACJ.
En cuanto al perfil educativo, el 56 % de los padres solteros tienen únicamente educación básica, mientras que un 97 % se encuentran activos en el mercado laboral, en su mayoría como asalariados o trabajadores por cuenta propia.
La paternidad, entonces, se vive muchas veces entre turnos de maquila y jornadas largas que poco dejan para el tiempo en familia.
Paternidad afectiva; una deuda emocional pendiente
Psicólogos y terapeutas familiares coinciden; aún falta mucho para que en Ciudad Juárez se construya una paternidad emocionalmente responsable.
“Los padres quieren estar más presentes, pero no saben cómo”, dice la psicóloga infantil de Psicoarte, Adriana Cárdenas.
“Muchos fueron criados por hombres ausentes o autoritarios, y no tienen modelos afectivos positivos que imitar”.
Un estudio etnográfico publicado en Redalyc sobre familias en Juárez revela que, aunque los hombres están físicamente presentes, en muchos casos su rol sigue centrado en la economía del hogar.
Las decisiones sobre el cuidado infantil, educación y disciplina siguen recayendo en la madre.
“Los papás son figuras importantes, pero simbólicas. En el día a día, muchas veces están emocionalmente ausentes”, concluye la investigación.
Esta desconexión también se refleja en la salud mental de los hijos. Estudios internacionales citan que la paternidad activa y compartida tras un divorcio o separación mejora el rendimiento escolar, la autoestima y la estabilidad emocional de los niños.
En cambio, la ausencia paterna, ya sea física o emocional, aumenta los riesgos de depresión, problemas de conducta y deserción escolar.
Cuando la ley entra a la casa; avances y obstáculos jurídicos
La paternidad no solo se vive; también se reconoce legalmente, se disputa o se impone.
En Chihuahua, el Código Civil contempla la posibilidad de que un hijo investigue judicialmente la paternidad cuando no ha sido reconocida de forma voluntaria.
El artículo 359 permite dicha acción cuando ha existido cohabitación, rapto, abuso o evidencia suficiente de vínculo.
Por otro lado, hasta hace poco, la ley laboral ofrecía solo cinco días de licencia por paternidad.
Sin embargo, en diciembre de 2023, el Congreso aprobó una reforma que extiende la licencia de paternidad a 20 días con goce de sueldo, equiparando un poco las condiciones respecto a la maternidad.
El objetivo; promover una corresponsabilidad real en los cuidados desde el nacimiento.
También en 2023, el Registro Civil de Chihuahua impulsó la entrega de más de 28 mil actas de nacimiento gratuitas y celebró más de 5 mil matrimonios colectivos, en un intento por formalizar jurídicamente miles de vínculos familiares que existen pero no figuran en papeles.
A pesar de estos esfuerzos, muchos padres enfrentan barreras institucionales y culturales. Desde trámites engorrosos para reconocer a un hijo hasta prejuicios en juicios de custodia donde aún se privilegia la figura materna, incluso cuando el padre desea participar activamente en la vida del menor.
¿Y los hijos qué dicen?
“El papá de mi hija dice que trabaja mucho y por eso no viene, pero yo pienso que si quisiera, sí podría venir a verla aunque sea los fines de semana”, cuenta Andrea, madre de una niña de seis años, de la colonia Castillo Peraza.
La voz de los hijos rara vez se escucha, pero es esencial.
Varios testimonios recabados por PsicoArte en talleres escolares y sesiones de apoyo emocional reflejan una misma idea: “mi papá no está”, ya sea por trabajo, distancia, violencia o abandono.
Y, sin embargo, también surgen historias de hombres que aprenden a ser padres desde el error, la búsqueda o el amor.
Como Luis, un chofer de Uber, quien hoy se dedica al cuidado de su hija tras la muerte de su esposa.
“Nunca imaginé que sabría peinar a mi hija, pero ahora hasta me pide trenzas dobles".
Por eso tuve que cambiar de empleo, antes era el responsable de compras de una maquila, pero como uber puedo tener el tiempo para mi hija.
Aquí la traigo conmigo, dice.
“Ser papá es cansado... pero también lo mejor que me ha pasado”.
Ciudad Juárez es una ciudad de contrastes, y la paternidad no es la excepción.
Mientras algunos hombres dan pasos firmes hacia una paternidad activa, otros siguen anclados a estereotipos del pasado.
El desafío es múltiple: romper patrones culturales, mejorar las condiciones laborales, fortalecer los marcos legales y ofrecer herramientas emocionales y educativas para que ser papá no sea una carga, sino una elección consciente y amorosa.
Porque un buen padre no es el que está siempre presente, sino el que elige estar ahí con el corazón, la escucha y el compromiso diario.